domingo, 24 de agosto de 2025

El camino es la imagen que define mejor la condición humana

El camino a una mesa abierta

“Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos, diciéndoles: —Tomen; esto es mi cuerpo. Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. —Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos —les dijo—. Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios”, Mc 14:22-25

El camino es la imagen que define mejor la condición humana. Nos habla de precariedad, fatiga, esperanza, peligros, luz, extravíos, imprevistos. Es aquí donde podemos encontrarnos con aquel que dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, “—Yo soy el pan que da vida. El que confía en mí nunca más volverá a tener hambre; el que cree en mí, nunca más volverá a tener sed.”, Jn 6:35. “Tomen mi pan, este es mi cuerpo”, “tomen de la copa, esta es mi sangre”. Cuando hacemos memoria del Señor compartimos la alegría de estar juntos. La fe no es un asunto privado, sino un hecho público. El pueblo de Dios es un pueblo que camina, está en marcha, viaja, comparte el pan y la copa. La mesa del pan y del vino es un lugar de celebración donde juntos buscamos a Dios y nos dejamos alcanzar por él. Es una mesa que nos llama a la unidad y fraternidad en la relación unos con otros. La santa cena es una cita, memoria y anuncio, un encuentro con los suyos y a su vez constituye un adiós. ”Así que, cada vez que ustedes comen de ese pan, o beben de esa copa, anuncian la muerte del Señor Jesús hasta el día en que él vuelva”,1 Co 11:26. Este anuncio tiene que ver con todos los pueblos y todas las etnias. ¿Están todos servidos? El pueblo de Dios celebra este acontecimiento que pertenece al pasado, lo comparte en el presente y garantiza el futuro en la esperanza del Reino de Dios. “Les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta aquel día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios.” La única respuesta a la sangre derramada por el Señor es vivir un amor sin medida.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 23 de agosto de 2025

¿Estaría cada uno pensando en sus propias traiciones?

 Una cena complicada

“Al anochecer, Jesús y los doce discípulos fueron al salón. Mientras cenaban, Jesús dijo: —El que va a entregarme a mis enemigos, está aquí cenando conmigo. Los discípulos se pusieron muy tristes, y cada uno le dijo: —No estarás acusándome a mí, ¿verdad? Jesús respondió: —Es uno de ustedes, y ahora mismo está mojando su pan en el mismo plato que yo”, Mc 14:17-21

Cuando Jesús nos confronta y examina nuestro caminar nos podemos encontrar con una palabra que nos perturba, “—El que va a entregarme a mis enemigos, está aquí cenando conmigo”. Nuestra reacción podría ser como la de ellos "—No estarás acusándome a mí, ¿verdad?”. Cuando los discípulos se pusieron muy tristes quizás se estaban mirando a sí mismos ante sus opciones oscuras y con sus pecados no confesados. Es el momento donde todo sale a la luz y en esta cena no falta nada, orgullo, impureza, incredulidad, desconfianza, lucha por el poder, traición. Recordamos las palabras de Jesús cuando le dice a sus discípulos "amigos, ...”, Jn 15:15. En medio de cualquier circunstancia Jesús se atreve a llamarnos “amigo”. Espera de nosotros algo diferente y un nuevo comienzo. Cuando esto no ocurre se le abre la puerta al adversario. “Cuando Judas comió el pan, Satanás entró en él”, Jn 13:27. El demonio tiene vía libre cuando el amor se convierte en desertor. “Así que Judas se fue enseguida y se internó en la noche.”, Jn 13:30. Cada uno se quedó en su sitio y no se movieron para ir a buscar a Judas. ¿No se habrán dado cuenta? ¿Estaría cada uno pensando en sus propias traiciones? ¿No les interesó la salida de Judas? Parece que esta comida llena de amor se convirtió en una cena de indiferencia de la iglesia naciente. Él sigue esperando que alguno de los “suyos” se levante y salga fuera a buscar al que se puede perder. “Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros”, Ga 6:1-3

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 22 de agosto de 2025

“¿Entienden lo que he hecho con ustedes?”

 Lo que más cuesta

“Pues Jesús sabía quién lo iba a traicionar. A eso se refería cuando dijo: «No todos están limpios» Después de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, se sentó y preguntó: —¿Entienden lo que acabo de hacer? Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es lo que soy. Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Les digo la verdad, los esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje. Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas.”, Jn 13:11-17

Jesús lavo los pies de Judas. Jesús sabía quién era Judas, Jn. 2:25, 6:64,70. ¿Qué haríamos si alguno de nosotros tuviese en su grupo a una persona como Judas? Quizás por mucho menos que una traición no tendríamos a personas que no estén de acuerdo con nosotros. Judas había oído el mensaje de Jesús, pero eso no lo transformó. Es muy interesante cuando Pablo les habla a los Corintios sobre la locura de la cruz, 1 Co. 1:23, 25. Exponerse y quedar vulnerable ante el enemigo es realmente una locura. Sin embargo, Jesús lavó los pies de Judas. Responder cabalmente al ejemplo de Jesús en lavar los pies de todos implica abandonar el derecho de elegir a quien quiero servir. “¿Entienden lo que he hecho con ustedes?” “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien porque lo soy”. Maestro cuya doctrina tenemos que aprender y Señor cuya voluntad debemos obedecer. Deja claro que su humildad no ignora quien y que es El. Jesús es el Rey, un ser Divino y nos muestra la característica de la humildad que debe tener toda autoridad. No solemos ver esto en nuestras mentes y rendirnos en adoración. Los modelos aprendidos muchas veces son otros y distorsionan nuestra comprensión - comportamiento. Jesús muestra el modelo de mansedumbre, humildad, servicio y amabilidad fraternal. Es el modelo que recomienda para sus seguidores. Nos exige que prestemos atención a su comportamiento y nos esforcemos en imitarlo. “Les he puesto ejemplo para que hagan lo mismo… ¿Entienden esto?.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 21 de agosto de 2025

Jesús era una persona que estaba dando vuelta el orden social

 Estatus

“Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: —Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí? Jesús contestó: —Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día lo entenderás. —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies! —Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme. —¡Entonces, lávame también las manos y la cabeza, Señor, ¡no solo los pies! —exclamó Simón Pedro. Jesús respondió: —Una persona que se ha bañado bien no necesita lavarse más que los pies para estar completamente limpia. Y ustedes, discípulos, están limpios, aunque no todos.”, Jn 13:6-10

Jesús era una persona que estaba dando vuelta el orden social. El amor de Cristo trascendió las barreras de clase social. Esta actitud de Jesús produjo una reacción fuerte en Pedro. “¡No!, protestó Pedro jamás me lavaras los pies”, Jn 13:8. No podía soportar la idea de que Jesús se humillara de esa manera. Jesús estaba rompiendo con el paradigma de los honores y prestigio que solemos tener en nuestro medio. Pedro seguramente no se sentía digno. Tenía razón: no era digno de recibir esto, ninguno lo somos, pero no era una cuestión de mérito sino de Gracia. Lo que nos cuesta entender es el mensaje central: Jesucristo sirve y da su vida por los pecadores. Su humillación lo engrandece una vez más y de aquí nace el modelo del Siervo, el modelo del pastorado, el modelo para ser discípulo. La reverencia del sistema actual o del mundo es diferente. Encuentra difícil hacer lo que el Señor hizo. “Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.”, Fil 2:1-4

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 20 de agosto de 2025

 Identidad

“Era la hora de cenar, y el diablo ya había incitado a Judas, hijo de Simón Iscariote, para que traicionara a Jesús. Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios. Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.”, Jn 13:2-5

Jesús era alguien que conocía su identidad. Como acto de aseo personal la gente se lavaba los pies. Por lo general era una tarea que hacían los esclavos o quizás las mujeres y niños. Lo más probable es que este lavamiento de pies fue provocado por alguna mala conducta de los discípulos. Quizás estaban discutiendo en qué orden se debían sentar a la mesa o quien en esa ocasión debía ser el siervo y lavar los pies de todos. Lucas en su evangelio nos relata que tuvieron un altercado sobre quién sería el más importante. Los discípulos estaban dispuestos a pelearse por un trono, pero no por una toalla. No era probable que alguno tome la toalla para lavar los pies de su compañero. Ellos preferían sentarse a comer sucios antes que estar limpios. Jesús realizó algo impresionante. No apareció ningún esclavo, el que apareció fue Jesús. Se humilló. Lavó los pies de todos. Usó todo su poder para servir. Jesús sabía bien quien era y no necesitaba el poder para completar su identidad. No mal usó el poder y no lo manejó para sentirse importante o llenar un vacío en su vida. Podemos mal usar y abusar del poder cuando no sabemos realmente quienes somos, cual es nuestra identidad y a quien tenemos que ser semejante. “Jesús les dijo: «En este mundo, los reyes y los grandes hombres tratan a su pueblo con prepotencia; sin embargo, son llamados “amigos del pueblo”. Pero entre ustedes será diferente. El más importante de ustedes deberá tomar el puesto más bajo, y el líder debe ser como un sirviente. ¿Quién es más importante: el que se sienta a la mesa o el que la sirve? El que se sienta a la mesa, por supuesto. ¡Pero en este caso no!, pues yo estoy entre ustedes como uno que sirve.”, Lc 22:25-27

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 19 de agosto de 2025

 Hasta el fin

“Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el fin” Jn 13:1

Este capítulo nos habla que se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Entonces se recluye para estar con sus discípulos. ¿Qué sentía en esa hora hacia los discípulos? El texto dice: los amó hasta el fin. Jesús era una persona que amaba. En su corazón encontró un lugar para su gente. Su mayor preocupación era seguir preparándolos para sus deberes y pruebas futuras. No fue egoísta. No se quedó pensando en sus penas o la perspectiva del gozo posterior. Se resalta la constancia de Jesús. Jesús nos muestra un amor hasta el fin, aunque no todos lo amaron así. El Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio. Tenía el dominio completo, autoridad y poder. ¿Que hizo Jesús con este poder? Jesús realizo un acto sencillo y profundo: “así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura”, Jn. 13: 4-5. Jesús hace una exposición dramatizada de la grandeza de su amor: ofreció su servicio a gente que no lo merecía, que lo abandonarían y también ofreció su servicio a una persona que se oponía. Demostró que el amor divino llega hasta las últimas consecuencias. Jesús era una persona que amaba. Los amó hasta el fin. “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.”, Ro 8:38-39

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 17 de agosto de 2025

“Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento”

 Saliendo fuera

“Faltaban dos días para que se celebrara la fiesta de la Pascua. A esta fiesta también se le llamaba fiesta de los panes sin levadura. En esos días, los sacerdotes principales y los maestros de la Ley buscaban la manera de engañar a Jesús, para poder arrestarlo y matarlo. Decían entre ellos: «Vamos a hacerlo, pero no durante la fiesta, no sea que la gente se alborote y se ponga en contra de nosotros”, Mc 14:1-2

Se acercaba el tiempo de la pascua y para el pueblo esta celebración representaba la historia de la salvación. Este relato gira alrededor de la palabra “preparar”. Los dirigentes se preparan para arrestar a Jesús, en el caso de Judas se prepara para traicionarlo, una mujer con un frasco de perfume muy caro se anticipa a preparar el cuerpo del Señor para su entierro y Jesucristo da las indicaciones para los preparativos de la cena pascual. Mientras que los dirigentes excluyen a Jesús para celebrar la pascua, él se manifiesta como el salvador. Jesús inaugura un nuevo tiempo, una pascua nueva. Jesús es el cordero de Dios que nos libra de los pecados y nos relaciona con Dios. Este acontecimiento es recordado por el pan y el vino. Dios nos llama en este tiempo a celebrar la vida porque Jesús lo entregó todo por nosotros. Sigamos cada día dando lo mejor y sirviendo a todas las personas a la cual Dios nos envía. “Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento”, Heb 13:12-13. “El amor de Cristo domina nuestras vidas..., y nos ha encargado que anunciemos a todo el mundo esta buena noticia: Por medio de Cristo, Dios perdona los pecados y hace las paces con todos. Cristo nos envió para que hablemos de parte suya, y Dios mismo les ruega a ustedes que escuchen nuestro mensaje. Por eso, de parte de Cristo les pedimos: hagan las paces con Dios.”, 2 Co 5:14-20

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 16 de agosto de 2025

Preferir la humildad y la sencillez

 Evidencia

“Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas”, Jn 12:24

La presencia de Jesús es esencial en la vida de su pueblo. La gente que busca ver a Jesús nos desafía para que esto ocurra. Nos corresponde interpretar y satisfacer lo que implica. Se nos llama a “perder la vida” en saber rechazar la vanidad. Preferir la humildad y la sencillez. Se trata de saber elegir entre las posiciones de poder o la necesidad de menguar para que Jesús crezca. Es decidir entre la complicidad o la autenticidad. Elegir entre la notoriedad o la fidelidad. Optar por las conquistas o el amor. La presencia de Jesús es el fruto espiritual que se abre camino lento y espontaneo en el secreto de los corazones. Escoge la libertad de las conciencias. Hay gente que espera ver a Jesús como esos griegos. “Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme. Después, Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y les dijo: «Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a morir en una cruz y a hacer lo que yo les diga. Porque si sólo les preocupa salvar la vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mí y por anunciar las buenas noticias, entonces se salvarán. De nada sirve que una persona gane todo lo que quiera en el mundo, si al fin de cuentas pierde su vida. Y no hay nada que una persona pueda dar para salvar su vida.» Delante de esta gente malvada que rechaza a Dios, no se avergüencen de mí ni de mis palabras. Si lo hacen, yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de ustedes cuando venga con el poder de mi Padre y con sus ángeles.», Mc 8:34-38. “Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser el más importante, deberá ocupar el último lugar y ser el servidor de todos los demás.», Mc 9:35

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 15 de agosto de 2025

 "Queremos ver a Jesús”

“Algunos griegos que habían ido a Jerusalén para celebrar la Pascua le hicieron una visita a Felipe, que era de Betsaida de Galilea. Le dijeron: «Señor, queremos conocer a Jesús», Jn 12:20-21

En este relato encontramos algunos griegos o temerosos de Dios que desean ver a Jesús. Estos griegos le hacen una visita a Felipe que era de una ciudad medio pagana llamada Betsaida de Galilea. “Felipe se lo comentó a Andrés, y juntos fueron a preguntarle a Jesús. Jesús respondió: «Ya ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre entre en su gloria.” Quizás con esta respuesta podrían pensar que es el tiempo del maestro, del éxito, popularidad, de la gloria y el triunfo. Jesús seguidamente responde de una manera muy diferente a las posibles expectativas de Felipe, de Andrés y de esos griegos. No es la hora de la notoriedad, sino es la hora que el grano de trigo debe ser sembrado y morir bajo tierra. Es la hora de una dolorosa siembra, no de la recolección triunfal. La fertilidad y reproducción pasa a través de la muerte. La hora y el tiempo de Jesús es el de la pasión, del paso de este mundo al Padre. En este tiempo nos podemos preguntar ¿Cuál es nuestra hora? ¿Cuál es la hora de la iglesia? “La gente quiere ver a Jesús” “La gente solamente necesita ver a Jesús”. No es ver nuestras estructuras, métodos, sistemas, jerarquías, prestigio, reglamentación, lucha por el poder y control. “Solo queremos ver a Jesús”. Así de simple, pero a su vez es necesario dar un paso que implica morir a una vieja mamera de ser. Dejar atrás lo que no sirve y nacer a una nueva manera de ser iglesia para los demás. Sino lo hacemos, simplemente nos quedamos solos. “Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo”. Que Dios nos ayude a repensar los modelos y formas que tenemos de ser iglesia y comunidad. Que podamos ser una comunidad abierta para los demás guiada por el Espíritu Santo.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 14 de agosto de 2025

Trepar en la escala social

 Jactancia y figuración

“Jesús siguió enseñando y les dijo: «¡Cuídense de los maestros de la Ley!", Mc 12:38-40

Nos encontramos en el Templo de Jerusalén y es tiempo de la Pascua. Según los historiadores llegaban a Jerusalén casi diez peregrinos por cada habitante. Era el momento oportuno para traer ofrendas y diezmos donde el Templo era el encargado de recolectarlos. Jesús dice: “Tengan cuidado de los maestros de la ley…”. Seguidamente comparte que a los maestros de la ley les gusta pasearse con ropas ostentosas, que los saluden en las plazas, ocupar los primeros lugares, apoderarse de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Jesús señala la jactancia y figuración. Jesús lanza una advertencia generalizada y describe la rigidez legalista con la explotación del poder que hacen los sacerdotes. Jesús al hablar de los maestros de la ley de Jerusalén, está enfocado principalmente en los que abusaban de su autoridad en sus visitas a los pueblos y aldeas rurales. Los acusa que les gusta hacerse ver y figurar en los primeros lugares en reuniones y cenas (probablemente festividades). Para estos maestros de la ley era algo normal. La sociedad estaba basada en el prestigio y el honor, como era toda la cultura mediterránea. La figuración era imprescindible, y estaba asociada con la riqueza y el poder. Estos religiosos participan de esa competencia por el poder, por el prestigio. Era lo que el imperio esperaba de ellos, pero no es lo que agrada a Dios. Todo el orden social en el Imperio romano expresaba esta idea (ver 1 Co 1:25-29). Si bien la crítica de Jesús apunta a los religiosos, es un tiro por elevación a todo el sistema de honores y poder. Estos maestros de la ley (que eran parte de la muy pequeña “clase media” de la época), por su ambición de “trepar” en la escala social no dudan en integrarse a un sistema de valores que contradice el sentido de disposición al servicio y humildad que predicaron los profetas de su pueblo. Dios nos vuelve a desafiar: “Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. “Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente”, Sal 51:17

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 13 de agosto de 2025

Tengan fe en Dios

 Mover Montañas

“A la mañana siguiente, Jesús y sus discípulos pasaron junto a la higuera, y vieron que se había secado hasta la raíz. Pedro recordó lo que había pasado el día anterior, y le dijo a Jesús: —Maestro, ¡mira! El árbol que maldijiste está seco. Jesús les dijo: —Confíen en Dios. Les aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, así sucedería. Sólo deben creer que ya está hecho lo que han pedido.» Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados”, Mc 11:20-26

El hecho que la higuera fue secada de raíz significa que la destrucción fue total y que nadie en el futuro comería de este árbol. La Higuera está simbolizando al sistema religioso de la época con sus componentes políticos. Esto sirvió como advertencia del juicio que vendría en el año 70 DC cuando los romanos entraron en Jerusalén y destruyeron el templo. No dejará impune a un sistema religioso excluyente, de presión, abuso, control, robo y que no ha dado la libertad a la gente, sino la ha sometido a un legalismo que la ha esclavizado. “Pedro, acordándose, le dijo a Jesús: ¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!” La respuesta de Jesús es “Tengan fe en Dios”. Jesús apela a la calidad de la Fe y la Oración. Les dice: “Les aseguro que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de lo que dice sucederá, lo obtendrá.” Quitarse de aquí para allá o trasladarse parece ser una frase proverbial que significa quitar grandes dificultades, 1 Co 13.2. Implica que desaparezca un sistema de valores que no da libertad a la gente. El antídoto será la Fe, pedir por medio de la oración, apelar a su poder que incluye el amor a los enemigos y perdonar a otros. Somos llamados a seguir a Jesús y superar los obstáculos. Sigamos adelante haciendo un esfuerzo extra: “a tiempo y fuera de tiempo”. Oremos creyendo que Dios quitará los grandes obstáculos para la evangelización mundial.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 12 de agosto de 2025

¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo?

 Procesos intencionales

“Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y empezó a sacar de allí a los que estaban vendiendo y comprando. Derribó las mesas de los que cambiaban dinero de otros países por dinero del templo, y también derribó los cajones de los que vendían palomas. Y Jesús no dejaba que nadie anduviera por el templo llevando cosas. Luego se puso a enseñar a la gente y le dijo: «Dios dice en la Biblia: “Mi casa será llamada ‘Casa de oración para todos los pueblos’.” Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones», Mc 11:15-17

El problema del templo y su dirigencia era que aparentaba vida, pero sus hermosas hojas escondían un tremendo vacío. Debemos examinarnos y tener cuidado que no pase lo mismo en nuestro medio. Los pueblos que se acercaban a esta higuera no encontraban algo que les satisficiera la sed y el hambre. ¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo? Jesús les enseñaba con estas palabras: ¿No está escrito: “Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones” ?, Mr. 11:17. Hace referencia a un reino inclusivo que Dios quiere instaurar. Su preocupación tiene que ver con todas las naciones, para todos los pueblos, a favor de todas las etnias. Jesús no se queda con sus límites nacionalistas sino los trasciende. Debemos cuidarnos de no estar centrados en nosotros mismos a favor de las instituciones olvidándonos de las necesidades menos alcanzadas de los no alcanzados y menos evangelizados. Se espera que como individuos e iglesias o comunidades comencemos un proceso intencional para alcanzar a los que están desposeídos del evangelio llevando el mensaje que transforma toda la existencia humana. El Señor está llamando a otras etnias para que también sean su pueblo e invita a su Iglesia a participar. ¿Cómo estamos respondiendo como Iglesia? ¿Qué procesos intencionales estamos comenzando para alcanzarlos?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 11 de agosto de 2025

"No era tiempo de Higos"

 Las pretensiones de Dios

“Al día siguiente, Jesús y sus discípulos salieron de Betania. En el camino, Jesús tuvo hambre. A lo lejos vio una higuera que tenía hojas pero, cuando se acercó, no encontró ningún higo para comer. El árbol sólo tenía hojas, porque todavía no era época de higos. Entonces Jesús le dijo al árbol: «¡Que nadie vuelva a comer de tus higos!» Y sus discípulos lo oyeron.”, Mc 11:12-25

Este es un pasaje de difícil interpretación en los evangelios. Alessandro Pronzato se refiere a que se trata de una higuera que no tiene más pecado que el respetar sus estaciones. Podríamos definirla como una planta culpable de observar escrupulosamente el reglamento: “No era tiempo de higos”. Este episodio representa una parábola dramatizada. Son las pretensiones de Dios en relación con nosotros. Cristo nos pide algo más. Como si dijera: La fe tiene la obligación de realizar milagros. Podemos estar metidos en muchas actividades, pero tal vez tengamos nada más que hojas. Puedo aparentar que soy un árbol frondoso y lleno de hojas, pero lo que Jesús busca es fruto. Dios espera que su pueblo de fruto a tiempo y fuera de tiempo como Pablo se lo expresó a Timoteo: “Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar”, 2 Ti 4:2. Dios nos considera capaces de hacer cosas imposibles. ”Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a dónde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho”, Jn 14:12. Cristo no solo ha muerto en la cruz para que tengamos vida eterna sino para que también seamos semejante a Él, realizando sus mismas obras.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox


viernes, 8 de agosto de 2025

Silencios y miradas

 Mirar, observar y meditar

“Cuando Jesús entró en Jerusalén, fue al templo y se puso a ver cómo estaba todo. Pero como ya era tarde, se fue con sus discípulos al pueblo de Betania”, Mc 11:11

Cuando Jesús fue al templo se dedicó a mirar e indagar sobre el ánimo de los que estaban dentro. Aquella tarde lo único que hizo Jesús fue observar. Esos silencios y miradas suyas pueden causar preocupación y cierta turbación. El silencio de Dios es más inquietante que cualquier palabra suya. Ese silencio pudo ser una señal de que todo eso era extraño. Él no tiene nada que ver con lo que están tramando ahí dentro. Una vez más en todo tiempo es necesario la voz de los profetas para declarar que Dios no está de acuerdo con tal desorden. Dios nos concede una prórroga y espera lo mejor de cada uno de nosotros: “La casa puede estar en orden”. “Pero ya Dios les ha dicho qué es lo mejor que pueden hacer y lo que espera de ustedes. Es muy sencillo: Dios quiere que ustedes sean justos los unos con los otros, que sean bondadosos con los más débiles, y que lo adoren como su único Dios.”, Miqueas 6:8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 6 de agosto de 2025

El triunfo de la humildad, de la modestia, de la mansedumbre

 Conquistas y triunfos

“Luego pusieron sus mantos sobre el burro, lo llevaron a donde estaba Jesús, y Jesús se montó sobre él. Mucha gente empezó a extender sus mantos sobre el camino por donde iba a pasar Jesús. Algunos cortaban ramas de los árboles del campo, y también las ponían en el suelo como alfombra. Y toda la gente, tanto la que iba delante de Jesús como la que iba detrás, gritaba: «¡Sálvanos ¡Bendito tú, que vienes en el nombre de Dios!», Mc 11:2-11

Si de triunfo se trata, aquí estamos ante el triunfo de la humildad, de la modestia, de la mansedumbre, no del poder. Las únicas conquistas que es capaz este rey son las conseguidas con la fuerza del amor. Es un encuentro con la libertad y la fe. Es un triunfo de la discreción y un mesías privado de poder. Es un príncipe, pero no un príncipe guerrero que viene a conquistar por la fuerza: es un príncipe de paz. Una vez más puede afirmarse que Jesucristo se revela escondiéndose. Se manifiesta, pero sólo a los que tienen oídos para entender y ojos para ver. “El modo escogido por Jesús para su entrada en Jerusalén es para los que están abiertos para comprender su dignidad y al mismo tiempo, para ocultarla a los que no desean descubrirla”. Entusiasmada, la multitud grita y aclama, pero se tiene la impresión de que todo va dirigido a otro Mesías, no al que cabalga sobre un burro. Son expresiones correctas desde la ortodoxia, pero están viciadas, inaceptables. El problema está en las intenciones y Jesús se pudo haber sentido muy solo en medio de esa multitud. La gente pensaba en algo totalmente distinto del sufrimiento y de la muerte. A este Jesús no le pertenecía ni siquiera el animal que montaba, no poseía poder terreno y su conducta mostraba que los pensamientos de Dios son distintos a los pensamientos y caminos de la gente. El Señor tiene necesidad de nosotros y necesita un burro por algunas horas, nada más que esto. Es estar dispuestos a ser utilizados por él cuando así lo decida y a su vez estar contentos de que el triunfo es del Señor, no nuestro. No busquemos el primer plano, simplemente estar dispuestos una y otra vez a servir y no para un premio o una exhibición.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 5 de agosto de 2025

“El Señor lo necesita"

Elegir y decidir

“Jesús y sus discípulos llegaron al Monte de los Olivos, cerca de los pueblos de Betfagé y Betania, y de la ciudad de Jerusalén. Allí, Jesús dijo a dos de sus discípulos: «Vayan a ese pueblo que se ve desde aquí. Tan pronto como entren, van a encontrar un burro atado, que nunca ha sido montado. Desátenlo y tráiganlo. Si alguien les pregunta por qué lo están desatando, respondan: “El Señor lo necesita y pronto lo devolverá.”, Mc 11:1-3

En el ser humano está firme el instinto de ser necesario. El sentido de la propia existencia y felicidad se encuentra cuando ponemos nuestras cualidades y recursos para servir a los demás. Cuando nos limitamos solamente a satisfacer nuestros propios intereses y condiciono a ellos mis preocupaciones y mis actos, las consecuencias suelen ser el alejamiento y separación de los demás. Por lo general estamos dominados por el deseo de apropiarnos de algo, de poseer, pero Dios llama al ser humano a ser libre de ambiciones desmedidas y egoístas. Nos llama a ser necesario para alguien. Pero ¿Quién me necesita? Los objetos no tienen necesidad de mí. Existen valores, virtudes y fines que tienen necesidad de mí. Tanto la generosidad, sinceridad, lealtad, humildad, paz, bondad y justicia tienen necesidad de alguien que encarne, practique y viva esta realidad para beneficio de los demás. Para existir tenemos necesidad de vivir determinados valores para ciertos objetivos y podemos aceptar o rechazar estar a disposición de los mismos. Nos enfrentamos a una elección y decisión, donde la neutralidad no es posible frente a la vida. Mi existencia es un asunto de todos, donde mi compromiso o rechazo tienen carácter público. No hemos sido creados para mantenernos indiferentes, somos llamados e interpelados en vivir de un modo que sea compatible con la grandeza y el misterio de la vida. “El Señor lo necesita". Hay un Dios que nos busca, nos propone una tarea, nos asigna un rol. No quiere espectadores, nos invita. Debemos elegir y decidir.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 4 de agosto de 2025

Todos somos hechos de la misma madera

 Confrontación

“Los sacerdotes principales y los fariseos reunieron a la Junta Suprema, y dijeron: —¿Qué vamos a hacer con este hombre que hace tantos milagros? Si lo dejamos, todos van a creer que él es el Mesías. Entonces vendrán los romanos, y destruirán nuestro templo y a todo el país. Pero Caifás, que ese año era el jefe de los sacerdotes, les dijo: —Ustedes sí que son tontos. ¿No se dan cuenta? Es mejor que muera un solo hombre por el pueblo, y no que sea destruida toda la nación. Caifás no dijo esto por su propia cuenta, sino que Dios se lo hizo saber porque era el jefe de los sacerdotes. En realidad, Jesús no iba a morir para salvar sólo a los judíos, sino también para reunir a todos los hijos de Dios que hay en el mundo”, Jn 11:47-52

El Señor eligió revelarnos la verdad sobre sí mismo y por medio de la historia de personas. El propósito de su palabra es que nos veamos, nos reconozcamos y por lo tanto nos confrontemos en los relatos de la escritura. Los seres humanos que se describen no son distintos a nosotros. Los protagonistas del evangelio descriptos algunos en su maldad y otros en su bondad son en definitiva el ejemplo de nuestra humanidad común. El evangelio nos anima a no protegernos y escondernos de la luz. Los distintos actores de la historia no son distintos a nosotros. Jesús murió por lo que hay en el ser humano, por todos los seres humanos sin excepción. Dios revela nuestra humanidad caída y es la naturaleza que todos compartimos. Todos somos hechos de la misma madera y no debemos distanciarnos de la “mala gente”, de “los pecadores”. Si logramos hacer algo distinto de lo que otros realizan, será únicamente por la gracia de Dios. “Esas cosas les sucedieron a ellos como ejemplo para nosotros. Se pusieron por escrito para que nos sirvieran de advertencia a los que vivimos en el fin de los tiempos. Si ustedes piensan que están firmes, tengan cuidado de no caer. Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir”, 1 Co 10:11-13

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 3 de agosto de 2025

Jesús no se resigna a las separaciones

 El último enemigo

“Jesús se acercó a la cueva donde habían puesto el cuerpo de Lázaro, y ordenó que quitaran la piedra que cubría la entrada.”, Jn 11:38-39

Jesús no se resigna a las separaciones y la muerte es una enemiga. Ordenó que quitaran la piedra que cubría la entrada. Dios nos entiende desde adentro, se encarnó, se hizo humano. “Pero Marta le dijo: —Señor, hace cuatro días que murió Lázaro. Seguramente ya huele mal.”. Hay muchas cosas que huelen mal desde el momento que hemos rechazado tener una relación de amor con nuestro creador. Nuestro itinerario separado de Dios nos lleva a la frustración. Al querer levantarnos como un dios no encontramos nuestra propia humanidad. Separados de nuestro prójimo reflejamos las injusticias sociales, las guerras, los asesinatos, el abuso de todo tipo. Separados de la creación se evidencia que los recursos naturales se destruyen o se contaminan a un ritmo catastrófico. La causa principal de todas las separaciones es la falta de relación con Dios. Necesitamos escuchar nuevamente la voz de nuestro Dios que nos dice: “Lázaro sal fuera”. Nuestro Señor no se resigna a nuestros sepulcros, a nuestras opciones de muerte, a nuestra vida aparente. El Señor suele hablarnos suavemente, pero muchas veces nos grita en nuestros dolores. Él quiere despertar a un mundo que esta sordo. Es un grito y llamado que hace despertar nuestra conciencia y todo nuestro ser. Él nos provoca, es decir nos “llama afuera”. Fuera de la prisión en la que nos encerramos, empobrecida de ideales, de metas, vacía de verdaderos valores. Su voz nos invita a caminar y nos desafía a quitarnos las vendas. “Por eso Jesús les dijo a los que estaban allí: «Quítenle todas las vendas, y déjenlo libre.». La resurrección y nuevo nacimiento comienza cuando decidimos salir a la luz, a la vida. Es cuando se nos caen las máscaras y nuestro rostro vuelve a brillar con la luz de Jesucristo. “Y el último enemigo que será destruido es la muerte”, 1 Co 15:26

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Necesito más fe - Andrés Pérez

sábado, 2 de agosto de 2025

¿Qué quieres que haga por ti?

 Revelación progresiva

“Jesús y sus discípulos pasaron por la ciudad de Jericó, y al salir de allí mucha gente los siguió. Junto al camino estaba sentado un ciego que pedía limosna. Se llamaba Bartimeo hijo de Timeo”, Mc 10:46

La historia sobre el ciego Bartimeo tiene mucho que enseñarnos sobre la comunión, la cooperación y la solidaridad. Porqué la comunión (koinonia) y solidaridad es valorizar al prójimo. Es saber preguntar: ¿Qué quieres que haga por ti? Es muy común observar que los comentarios de Marcos sobre los discípulos están caracterizados en que no entienden. Tienen las mentes embotadas. En otras palabras, no ven todo como debe ser, les falta claridad y visión. El tema central es la posibilidad de ver. Nosotros muchas veces nos encontramos en el mismo proceso que los discípulos. No vemos con claridad y no entendemos. Necesitamos alcanzar una visión más clara sobre la misión y la comunión. Quizás nos encontramos en medio de un proceso como el ciego de Betsaida, Mr. 8:22-26. Pero en este proceso hay esperanza y posibilidades futuras: el ciego de Betsaida como el ciego Bartimeo llegaron a ver. También vieron los discípulos y también podemos ver nosotros. Existe una revelación, discipulado y discernimiento progresivo. Nosotros podemos alcanzar una visión más clara de la misión. Pero hay un precio para pagar: el seguimiento a Jesús y el proceso de recibir la vista van de la mano. Somos llamados a una conversión continua y esto nos permite abrir las mentes y corazones. “¡Pero benditos sean aquellos que sólo confían en mí! Son como árboles plantados a la orilla de un río: extienden sus raíces hacia la corriente, el calor no les causa ningún daño, sus hojas siempre están verdes y todo el año dan fruto”, Je 17:7-8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 1 de agosto de 2025

Jesús nos llama a discernir nuestro tiempo y prioridad.

 El encuentro con la palabra y la obra

“Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa. Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena.”, Lc 10:38-40

Nos encontramos con dos hermanas que muestran dos maneras de recibir a la gente. Por un lado, esta Marta que realiza un servicio generoso y por el otro lado nos encontramos con Maria con una escucha atenta, participativa y amorosa. Marta elige el camino del dar y del hacer por Jesús. María el de recibir y dejarse hacer por él. En este texto no se trata de elegir entre Marta o María. Ellas forman dos dimensiones que tienen que estar estrechamente unidas. Se trata de servir como lo hizo Marta y de escuchar como María. Una cosa no está en oposición a la otra, pero debemos tener cuidado que la “perspectiva, importancia y alcance de Marta” puede sofocar la “perspectiva, importancia y alcance de María” o viceversa. La palabra y la obra deben ir juntas. ¿Cuál de las dos facetas debe ir primera? Dependerá de las circunstancias y oportunidades. Son como las dos caras de una misma moneda o como un avión que para volar necesita de las dos alas. En este episodio que desarrolla Lucas, hay un momento y ocasión que no hay que perder, es decir, la relación personal con el Señor. Se trata de comprender la importancia de la hora, de la ocasión ofrecida, Jesús va hacia Jerusalén. Es cuestión de sacrificar lo urgente a lo importante. “Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.” La escritura también nos recuerda: “De la tribu de Isacar había 200 jefes junto con sus parientes. Todos estos hombres entendían las señales de los tiempos y sabían cuál era el mejor camino para Israel.”, 1 Crónicas 12:32. Jesús nos llama a discernir nuestro tiempo y prioridad.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 31 de julio de 2025

Jesús nos enseña a ser tolerantes en oposición a la crueldad y el fanatismo

 Un fuego extraño

“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén. Envió a unos mensajeros a un pueblo de Samaria para que le buscaran un lugar donde pasar la noche. Pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús, porque sabían que él viajaba a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron lo que había pasado, le dijeron a Jesús: «Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí.» Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después, se fueron a otro pueblo”, Lc 9:51-56

El recorrido más corto entre Galilea y Jerusalén pasa por Samaria pero la gente de esa región no quiso recibir a Jesús. Jesús tuvo que enfrentarse a los prejuicios raciales, políticos y religiosos. Se le niega la hospitalidad y Santiago junto con Juan le dijeron: «Señor, permítenos orar para que caiga fuego del cielo y destruya a todos los que viven aquí.». Para Jesús este es un fuego extraño porque el fuego que Dios desea es el de encender los corazones con el amor. Debemos tener cuidado en no transformarnos en “Hijos del trueno”. “Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió”. Jesús nos enseña a ser tolerantes en oposición a la crueldad y el fanatismo. Nos podemos equivocar con el significado del fuego. Dios busca que nuestras vidas puedan arder con la pasión del amor. Jesús da su vida por toda la humanidad incluyendo a sus enemigos. Se trata de seguir caminando con paciencia y mansedumbre. “A un corazón solo lo puede doblar otro corazón” “Cuando todo ha fracasado el amor vence”. “Pero ahora déjenme mostrarles una manera de vida que supera a todas las demás… El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.”, 1 Co 12:31, 13:7

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 30 de julio de 2025

Hay momentos y momentos en la vida

El fuego sigue encendido

“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús debía subir al cielo, decidió ir hacia Jerusalén”, Lc 9:51

Hay momentos y momentos en la vida. Muchas veces nos encontramos en situaciones y circunstancias que definen quienes somos. La escritura relata que Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén. Fue un tiempo donde tuvo que afirmar su rostro y tomar una resolución. Implicaba vencer cualquier resistencia y estar decidido en llegar hasta el final del camino. El texto de Isaías nos recuerda “Por eso, no seré humillado, pues es Dios quien me ayuda. Por eso me mantengo firme como si fuera una roca, y sé que no seré avergonzado.”, Is 50:7. “¿Qué más les puedo decir? No me alcanzaría el tiempo para hablarles de la confianza en Dios de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. Ellos confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron la boca de leones y apagaron grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos. Algunas mujeres confiaron en Dios, y por eso Dios hizo que sus familiares muertos volvieran a vivir. Algunos confiaron tanto en Dios que no quisieron que los dejaran en libertad. Al contrario, dejaron que los mataran, porque sabían que volverían a vivir y así estarían mucho mejor. Mucha gente se burló de ellos y los maltrató, y hasta los metió en la cárcel. A otros los mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con espada. Algunos anduvieron de un lugar a otro con ropas hechas de piel de oveja o de cabra. Eran pobres, estaban tristes, y habían sido maltratados. La gente de este mundo no merecía personas tan buenas, que anduvieron sin rumbo fijo por el desierto, por las montañas, por las cuevas y las cavernas de la tierra. Dios estaba contento con todas estas personas, pues confiaron en él.”, Heb 11:32-39. Que el Señor nos ayude a confiar más y más en él y mantener las decisiones tomadas en cualquier circunstancia.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox


martes, 29 de julio de 2025

La Iglesia del Pueblo

 Una espiritualidad para el mundo

Cuando hablamos de la iglesia local estamos hablando de una comunidad que ha sido enviada al mundo. Una comunidad sana es una "Iglesia del pueblo"; abierta a "todos los pueblos". No enfatiza "el pueblo de la iglesia", sino "la Iglesia del pueblo" hacia todos los pueblos.

Hablamos de una comunidad misional que entiende que su llamado y existencia es para Dios y para los demás. Es levadura en medio de la sociedad.

"Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios” Mr. 3:14-15. Jesús ejemplificó lo que es el discipulado cristiano. Jesús, tomando la iniciativa, llamó a sus discípulos para que estuviesen con él, Mr. 3:14 y los nombro apóstoles, personas enviadas para cumplir sus instrucciones, ser sus testigos y ser sus misioneros. Marcos resume las palabras de Jesús en pocas palabras: "...y para enviarlos". Ser pescadores de personas ilustra bien la obra de Jesús acerca de involucrar a sus seguidores, Mr. 1:17.

Todos pueden entrar en la profundidad de este compromiso. No se necesita tener un título de grado, ser sabio, intelectual, culto, profesional, pastor o misionero. No hace diferencia entre pobres y ricos, joven o adulto, el que tiene mucha educación y el que no la tiene. Es una invitación abierta para todos y no excluye a nadie. Nunca se llega a ser demasiado viejo para comenzar el proceso. Dios sea alabado por todo esto.

El Rey de Reyes y Señor de Señores se acerca y se abre hacia nosotros. Nos dice “yo te amo como un estudiante”, “ven y yo te voy a formar”, nos capacita y ser discípulo es el único requerimiento o respuesta. Cualquier persona en cualquier lugar puede entrar en la profundidad de este compromiso. Jesús nos invita a estar con él, andar con él y aprender de él. Es un requerimiento que debe durar toda la vida.

Para Pensar: ¿Como se manifiesta nuestro seguimiento a Jesucristo?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox